Revista Heterodoxia Urbana

Heterodoxia Urbana. Año 2012-Num 1-Vol 1- JULIO-DICIEMBRE
=> MEGAPROYECTOS HABITACIONALES vs INTERESES LOCALES. Autor: Patricia Iniestra F.
=> NIÑOS, NIÑAS Y JÓVENES EN LA CALLE Y DE LA CALLE. Autor: Nury Arnaiz Ximello
=> ESCENARIO DE LA MOVILIDAD COTIDIANA METROPOLITANA. IMAGINARIOS Y PERCEPCIONES. Autor:Patricia Gómez Peréz
=> ÓRGANOS DE REPRESENTACIÓN CIUDADANA Y PRESUPUESTO PARTICIPATIVO EN EL DISTRITO FEDERAL. Autor: Jacqueline Gutiérrez Sotelo
=> SIGLO XIX, DE LOS ESPACIOS PÚBLICOS Y SU DISFRUTE. Autor: Teresa Lazcano Martínez
=> LA TERRITORIALIZACIÓN DE LA GESTIÓN Autor: Diana Elsy Martínez Guzmán
=> USO EFICIENTE DE VIALIDADES EN LA COLONIA AGRICULTURA, DELEGACIÓN MIGUEL HIDALGO Autor: Mario de Jesús Mireles Gómez
=> ENTRE LA NORMA Y LOS IDEALES, LA ADMINISTRACIÓN DEL AGUA EN MÉXICO Autor: Hugo Núñez Pineda
=> EL PAPEL DEL FERROCARRIL EN CUAJIMALPA Y LA CIUDAD DE MÉXICO DURANTE EL PORFIRIATO Autor: Mariano Sánchez Sánchez
=> CORREDORES BIOCEÁNICOS INTERCONTINENTALES. LA SUBSUNCIÓN DEL CAMPO POR LA CIUDAD A TRAVÉS DE LAS VÍAS DE TRANSPORTE DE GRAN ESCALA Autor: Jorge Ernesto Hernández Sánchez
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LA TERRITORIALIZACIÓN DE LA GESTIÓN

 

Diana Elsy Martínez Guzmán*

 

Resumen

 

El presente artículo tiene por objetivo realizar una reflexión acerca del vínculo entre la planeación y la gestión, y dadas las actuales formas de planificación democrática se va configurando una territorizalización de la gestión. Entendida como una práctica técnico-política porque permite organizar y regular tomando en cuenta la opinión de la participación ciudadana. Así parece pertinente rescatar la importancia de los valores o posiciones que van tomando los actores que influyen directamente en la politics urbana que incide directamente en la gestión.

 

 

Palabras clave: gestión urbana, planeación urbana, planificación democrática, territorialización de la gestión.

 

 

Imagine un gran mosaico con diversidad de colores y formas, cuyos tamaños asimétricos se yuxtaponen y aunque sus diferencias se expresan constantemente conviven entre sí. Así es la ciudad, un espacio producido y apropiado a partir de la heterogeneidad de los intereses sociales, y aunque muchas veces se contrapone uno con otro, conviven dentro del mismo espacio. Ya lo mencionaba Alguacil (2008) la ciudad es el espacio del conflicto pero al mismo tiempo de la convivencia. Y es por eso, que a partir de ésta naturaleza, se generan procesos, formas y mecanismos para organizar el espacio que al mismo tiempo es escaso: se genera una forma de gestión urbana. Así, la ciudad no es sólo un espacio para la convivencia y el conflicto, sino es el lugar donde se van a satisfacer las necesidades humanas, dado que los actores que se apropian de la ciudad desarrollan derechos y deberes políticos necesarios para satisfacer sus demandas (Alguacil: 2008).

Sin embargo, ese gran mosaico no es estático. Con el proceso de acumulación capitalista la ciudad se ha fragmentado a partir del conjunto de relaciones espaciales (Carrión: 1994), los satisfactores de las necesidades se van reposicionando (las demandas), y hay una segregación de los grupos sociales ¡hay desigualdad en la ciudad! De esta manera el espacio tiene un efecto directo sobre el ingreso real de los actores sociales; dado que el espacio tiene una distribución diferenciada de satisfactores físicos (de infraestructura, equipamiento público, vialidades, etc.).

La entropía de la ciudad, asociada a la escasez y a la desigualdad, hace necesaria su planificación: organizar el espacio urbano a partir de la representación de los intereses sociales. Así la forma espacial de un sistema urbano está en función de la gestión.

La gestión urbana entendida como el conjunto de procesos a través de los cuales, por una parte, la administración pública define la organización, apropiación y usufructo del espacio urbano, -¿y acaso esto no es planeación?- así como los satisfactores (por satisfactores entiendo como los medios a través de los cuales se cubren una o varias necesidades) que contiene cada espacio (equipamiento, infraestructura, etc.) y por otra parte, una demanda urbana que en los extremos va de los individual a lo colectivo. Es decir, nos indica la forma en que las instancias públicas van a proveer satisfactores. Por lo tanto, en una primera escala vislumbro a la planeación como un elemento que define la gestión urbana.

Así la planeación es una práctica que permite recuperar la democracia participativa, porque será el resultado no sólo de procedimientos técnicos (diagnósticos), sino además de la concertación de intereses específicos de la sociedad. En este sentido, la planeación implica cambiar la forma de producir la ciudad sin olvidar la gestión urbana.

La gestión urbana es el todo, el conjunto de todas las gestiones, cuyo objetivo general es el desarrollo urbano. Sin embargo, no es la suma de todas las gestiones porque cada una de ellas representa un conflicto particular con intereses propios. Así la gestión A se relaciona con la gestión B como a la gestión C, porque todas ellas se manifiestan en el mismo espacio urbano, por lo tanto se puede hablar de una territorialización de la gestión. Así el conjunto de estas relaciones espaciales crean una sinergia creando asimismo externalidades positivas o negativas.

Bajo esta concepción de gestión, planteo la segunda relación planeación-gestión considerando que es a una escala local. Para ello lo examino a partir de un organigrama delegacional. Por ejemplo si revisamos la estructura administrativa de la delegación Iztapalapa podemos observar que está conformada por varias coordinaciones, y a su vez, por direcciones generales: jurídica y de gobierno, obras y desarrollo urbano, servicios urbanos, desarrollo social, desarrollo delegacional, y de administración. Cada uno de estos ejes (direcciones generales) asume el estado de “escenario” gestión-planificación (Carrión: 1994) porque se actúa bajo estrategias específicas e interactúan grupos sociales diversos. Es decir, el conjunto de la delegación asume una política integral o de totalidad, y a la vez cada una de sus partes, siempre con sentido de ser parte del todo, debe encargarse de un tema de la realidad o de una prioridad. Es así como se da el segundo tipo de relación a nivel local o municipal.

La planificación democrática de cada eje busca reducir la entropía de la ciudad, porque es una práctica técnico-política porque permite organizar y regular tomando en cuenta la opinión de la participación ciudadana. Así me parece pertinente rescatar la importancia de los valores o posiciones que van tomando los actores que influyen directamente en la politics urbana que incide directamente en la gestión. Y muy de acuerdo con Bozzi (1993: 44) cada prioridad o preocupación se posicionará en la agenda de la gestión de acuerdo a la construcción de la realidad.

La ciudad está en constante deterioro, y en el marco de la globalización siempre se le exige la producción de satisfactores físicos y no físicos (participación ciudadana) para el desarrollo urbano. Por lo tanto, ubico dos tipos de gestión en los extremos: por un lado, una gestión basada en el acaparamiento del suelo por actores “dominantes” caracterizada por la pérdida del espacio público, incremento del comercio informal, un incremento mayor de los transeúntes frente a los residentes, y un deterioro de los inmuebles antiguos; y por el otro extremo, ubico una gestión más tecnócrata donde existe la iniciativa de llevar a cabo proyectos para recuperar el espacio, valorizar el suelo, así como la renovación de la infraestructura pública.

Para seguir dando respuesta a la pregunta de inicio, voy a retomar el segundo extremo, el de la gestión más tecnócrata. ¿Qué tipo de planeación se configura? Necesariamente es una planeación estratégica por proyecto, cuyo objetivo es el de impulsar la economía de la ciudad o la producción de la misma. En otras palabras, producir aquellos medios físicos necesarios en un escenario de competencia.

Por lo tanto, reitero el impacto que tiene la acumulación de capital en el territorio ya que genera nuevas formas de gestión: al promoverse la inversión en la reconfiguración del espacio urbano y en su caso de su expansión. Por tanto, entra la intervención de actores “dominantes”: empresarios privados para la producción y gestión (por el lado de la oferta) de la infraestructura.

Obviamente este tipo de relaciones público-privado (gestión público-privado) implica la transformación de leyes y normas relacionadas con las funciones de las competencias gubernamentales, entre ellas la de promover la inversión local.

Así me parece importante mencionar el vínculo planeación-gestión a nivel global y local a partir de los siguientes elementos:

a)           A partir de las instituciones, en su carácter normativo (leyes, documentos oficiales, principios y líneas de acción) y organizacional (capacidad institucional en función de su presupuesto, rutinas y procedimientos y capacidad instalada)

b)           De la participación social: organizaciones e individuos de la sociedad  que no son directamente responsables.

i.      Grandes desarrolladores: como constructoras o contratistas

ii.    Participación ciudadana

Sin embargo, para este vínculo gestión-planeación no podemos dejar de lado  los factores exógenos como son las crisis económicas. Por ejemplo la década de los 80´acompañada de la crisis de 1982 se caracterizó por un proceso de expansión urbana a la periferia de la Ciudad de México identificada por asentamientos irregulares de autoconstrucción y por ende sin planificación. Por lo tanto, bajo este contexto se crearon nuevas formas de gestión para segmentos de la población en situación de pobreza como el clientelismo. Así a partir de las instituciones, la participación social y las crisis económicas se va configurando la gestión-planeación de la ciudad; y sin olvidar que este vínculo incide directamente en las decisiones de presupuesto, a los proyectos de inversión,  y al empleo, y por ende se van reposicionando prioridades.

 

 

Bibliografía

 


Alguacil, Julio (2008), “Espacio público y espacio político. La ciudad como el lugar para las estrategias de participación”, en Polis (online), vol. 7, núm. 20, Pp. 199-223. Santiago de Chile, Universidad Bolivariana de Chile.

 

Bozzi, Sonia (1993), “Gestión, política pública y desarrollo social: hacia la profesionalización de la gestión pública”, en Gestión y Política Pública, Vol. II, Núm. 1, enero-junio.

Carrión, Fernando (1994), “La gestión Urbana, estrategia, dilemas y retos”, en Revista Interamericana de Planeación.

 

 

 

Duhau, Emilio (2000), “Doctrinas de Planeación y gestión del desarrollo urbano”, en Los pobres de la ciudad y la tierra, El Colegio Mexiquense,  Toluca, 181-195.

 

Harvey, David (1977), Urbanismo y Desigualdad Social,  Siglo XXI, Madrid.

 

Pírez, Pedro (1995), “Actores Sociales y gestión de la ciudad”, en Ciudades, No. 28, octubre-diciembre.



* Economista, y Maestra en Planeación y Políticas Metropolitanas por la Universidad Autónoma Metropolitana Azcapotzalco. Docente universitaria. Investigadora, y Directora de Estudios en Economía Urbana, Centro de Investigación para la Planeación Urbana y Metropolitana, A.C. diana.guzman@ciplan.org.mx


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